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Hace algunos sábados estaba desayunando sola en mi casa, y decidí ver las noticias. Tan pronto prendí el televisor, vi al reportero de CNN Victor Blackwell que estaba anunciando el próximo segmento: “De acuerdo a mi siguiente invitado, millones de votantes de la población negra no apoyarán a Hillary Clinton porque ella es mujer. Dice que sus creencias religiosas lo prohíben. Es un pastor negro y apoya a Trump, y nos explicará todo esto en seguida.” Tomé mi café y mi fruta, y me acerqué al televisor.
En seguida, Victor Blackwell presentó a dos pastores hombres: El reverendo Darrell Scott y el reverendo Joel Trout, ambos de la Iglesia Apostólica. Blackwell abrió la conversación con estas palabras: Pastor Scott, vamos a empezar con usted… tome 20 ó 30 segundos y díganos lo que significa esto, que porque ella es mujer, la gente negra apostólica no votará por ella. El reverendo Scott contestó: “Bueno, hay un segmento grande del cristianismo, uno que es pentecostal o apostólico que sigue una perspectiva literal de la biblia, una interpretación literal de las escrituras. Como resultado, su creencia y práctica es que las mujeres no pueden tener puestos en la iglesia. Usan la escritura del apóstol Pablo que dice ‘Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer domino sobre el hombre’. Ahora, algunas personas aplican esto solamente a la iglesia, o sea que dentro de los parámetros de la iglesia una mujer no puede ser obispa o pastora, o tener algún puesto de autoridad. Pero conozco a algunas personas con las que he discutido esto en muchas ocasiones, y mantienen esta interpretación para todos los parámetros de la vida…”
Luego el reverendo Trout presentó los puntos de vista específicos de su Movimiento Apostólico al decir que este grupo no tiene problema con las mujeres como pastoras u obispas, pero que no votarán por Hillary Clinton debido a sus ideas sobre el aborto (el transcrito de la entrevista completa en inglés está aquí, por favor vea el segmento que empieza a las 10:48:19).
Cuando escuché las palabras del reverendo Scott basadas en I Timoteo 2:12 acerca de que las mujeres no pueden enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, muchas historias de mujeres alrededor del mundo, incluyendo la mía, vinieron a mi mente; historias dolorosas que narran cómo los llamados y vocaciones de mujeres han sido abruptamente interrumpidos o completamente truncados debido a este versículo. Creo que es uno de los pasajes bíblicos más citado para intentar mantener a la mujer fuera de puestos de liderazgo que tradicionalmente han sido ocupados por hombres. Además, representa uno de los versículos que ha sido de los más malentendidos y malinterpretados.
Al escribir esta columna, reconozco la posibilidad de que para un gran segmento del mundo cristiano este pasaje no sea problemático, debido a que han ido más allá de una interpretación literal de la biblia. Sin embargo, como este versículo continúa usándose en contra de las mujeres en muchos lugares del mundo, incluyendo Estados Unidos de América, siento la necesidad de trabajar con él una vez más.
Junto con el reverendo Scott, hay muchas personas cristianas en el mundo que continúan interpretando este versículo literalmente. Sin embargo, muchas veces esta interpretación bíblica literal es selectiva. Por ejemplo, el versículo que menciona que las mujeres no pueden enseñar ni tener autoridad se toma literalmente, pero ¿qué del verso 8 que menciona que la manera específica de orar es levantando manos santas? Si vamos a leer esto literalmente, cada vez que oremos debemos levantar nuestras manos. Y ¿qué del siguiente verso que menciona que las mujeres se deben de vestir con modestia, sin usar perlas, oro o vestidos costosos? Una interpretación literal va a cuestionar la espiritualidad y el compromiso cristiano de muchas mujeres que son fieles cristianas y que usan algunos de estos artículos.
Si una interpretación literal es problemática, ¿qué debemos de hacer con este versículo? De una manera breve, tratemos de trabajar con una interpretación alternativa. Como punto de partida, es importante mencionar que todo este capítulo es complejo, y que debido al espacio limitado de esta columna, voy a concentrarme primordialmente en el versículo que el reverendo Scott mencionó.
Las personas eruditas han debatido la autoría de I Timoteo, pero independientemente de que el apóstol Pablo la haya escrito o alguna otra persona que usó el nombre de Pablo para apelar a su autoridad como apóstol, esta carta pertenece al canon bíblico y por lo tanto es considerada como un libro con autoridad bíblica. Como todos los libros de la biblia, I Timoteo tiene un contexto particular. La situación era que algunos maestros falsos habían invadido a la iglesia y estaban enseñando doctrinas erróneas (I Timoteo 1:4, 6, 7). Al parecer las mujeres fueron influenciadas por estos maestros falsos, y por lo tanto estaban enseñando sus doctrinas equivocadas. Como estas mujeres no tenían una doctrina correcta, se les prohíbe enseñar o tener autoridad. Si bien es cierto que este verso ha sido usado para tratar de limitar a las mujeres, en realidad lo que el autor estaba haciendo aquí es proteger la sana doctrina de quienes la enseñaban equivocadamente, tanto hombres como mujeres.
Pero este versículo tiene también un contexto paulino más amplio, el cual incluye pasajes como Gálatas 3:28 “Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús”. Aquí es importante el recordar también cómo Pablo alabó a la diaconisa Febe y a la líder de la iglesia Priscila (Romanos 16:1-5). Como líderes, estas dos mujeres ejercieron autoridad en sus puestos entre ambos hombres y mujeres. De hecho Priscila y Aquila enseñaron a Apolos, un hombre adulto, al exponerle la doctrina correcta (Hechos 18:24-26).
Si bien es cierto que el escritor de I Timoteo prohibió a las mujeres enseñar o tener autoridad, el problema es que este versículo ha sido usado como una verdad perenne y permanente, en lugar de ser usado como un verso circunstancial que se aplica solamente a un grupo especifico de mujeres en un tiempo particular. A la luz de esto, no hay justificación para continuar aplicando este versículo a todas las mujeres de todos los tiempos, con la finalidad de excluirlas de posiciones de liderazgo en la iglesia y sociedad. Esta interpretación alternativa encaja más apropiadamente con las acciones de Jesús de elevar la vida de las mujeres y de incluirlas en su ministerio (Marcos 5:21-43; Lucas 8:1-3; Juan 4:1-42 y 8:1-11).
Debido a limitaciones de espacio, no puedo discutir aquí las preocupaciones del reverendo Trout en relación a Hillary Clinton. Para más información sobre esto, por favor lea el ensayo del Dr. Ron Sider, mi maestro en el seminario y fundador de Evangélicos/as para la Acción Social (Evangelicals for Social Action).
Pero este asunto va más allá de las elecciones presidenciales en Estados Unidos. Involucra la proclamación de un evangelio que tiene al centro igualdad y justicia para todas las personas creadas por Dios, incluyendo a las mujeres de todo el mundo. Afecta también la tarea de evangelismo. Me pregunto lo que personas no creyentes estaban pensando acerca del cristianismo cuando escucharon las palabras del reverendo Scott. Afecta también el futuro de nuestras hijas y nietas, las cuales pueden haber recibido ciertos dones de Dios y ser llamadas por Dios para tener un puesto de liderazgo en la iglesia y la sociedad, y las cuales serán bloqueadas sólo porque son mujeres. Finalmente afecta el desarrollo saludable de la iglesia como cuerpo de Cristo, donde todos sus miembros tienen un lugar – uno que es determinado por voluntad de Dios y del Espíritu Santo, y no por el género de una persona (I Corintios 12:11 y 18).
Verdaderamente el evangelio conlleva una vida abundante para todas las personas como criaturas de Dios. ¡Esto de verdad son buenas nuevas! ¡Nuevas que vale la pena proclamar! ¡Amén!